Thursday, March 24, 2005

GUERRA SANTA-GUERRA JUSTA - REFLEXIONES -

Guerra santa o guerra justa
Antonio López Campillo

Algunos se preguntan si a tiempos nuevos guerras nuevas y si la guerra de los terroristas islámicos es el ejemplo de un nuevo tipo de guerra. Hay quien piensa que el análisis de Clausewitz ha quedado caduco. Le citaremos: "La guerra es un acto de violencia destinado a ejecutar nuestra voluntad", que implica un "uso ilimitado de la fuerza" que tiene como objetivo "desarmar al enemigo". "Es que la guerra es, siempre, un medio serio para lograr un objetivo serio". Y no es otra cosa que "una simple continuación de la política por otros medios". Los que ahora han atacado tenían un objetivo político: aplastar al Satán Occidental. Para ellos es un objetivo serio y han empleando un medio serio, un acto de violencia destinado a ejecutar su voluntad. Lo que nos obliga a considerar esta guerra como "un acto político". Es sin duda una guerra.

Lo que ha sorprendido es la forma como se ha iniciado y lo que ha hecho pensar que se trata de algo nuevo. Pues no se parece a una guerra clásica, lo es al estilo viejo.

La guerra se declaró sin previo aviso, no es una guerra entre estados, es una lucha entre concepciones del mundo diferentes, no el enfrentamiento de ideologías distintas, se trata, a lo que parece y según declaró y continúa declarando él que ha desencadenado la lucha, de la guerra entre una religión y el resto del mundo, nada más que de una Guerra Santa.Calificar de estilo viejo el modo como se ha iniciado significa que es un modo de hacer anterior a la noción de guerra justa. En este último concepto se definen una serie de normas y leyes de cómo se ha de conducir la guerra para intentar resolver el choque entre el "no matarás" y la guerra. Es un concepto que surge en un momento del desarrollo de la civilización cristiana. Es un intento de humanizar la guerra. En el siglo XIII Tomás de Aquino es el teólogo de la guerra justa, le seguirán el padre Vitoria, Suárez y Grotius, que dicen, resumiendo, que para que una guerra sea "justa" es necesario que se hayan agotado los medios pacíficos, que el beneficio de la operación supere al coste, que los recursos sean justos y proporcionales, que la decisión de hacerla sea tomada por una autoridad legítima y competente con una intención recta y que se busque una paz justa.

Esta es una Guerra Santa. Lo que significa que la guerra es santa en sí, que tiene su origen divino de la misma voluntad de Dios y no es únicamente obra de hombres. No es un hacer que es venerado por los hombres, no es una Guerra "Sagrada", un hacer respetado en grado sumo, no, es una guerra que tiene su carácter de santidad de Dios mismo, es "Santa". La diferencia entre el origen de "Santa" y de "Sagrada" se ve bien cuando se habla de las vacas "sagradas" de la India, pues son veneradas por los nativos, es decir que las sacralizan, pero a nadie se le ocurre llamarlas "santas".

La Yihad islámica, que se traduce por Guerra Santa, es "el esfuerzo en la vía de Dios", es jurídicamente un deber para los musulmanes. Por doctrina y por experiencia histórica la yihad es la lucha armada por la defensa y la expansión del Islam, es decir el establecimiento de la ley de Dios en la Tierra. El combatiente, el muyahid, si ofrece su vida en sacrificio es sahid, testigo, mártir, lo que le borra todas sus faltas y le abre las puertas del Paraíso. La yihad es también un instrumento necesario para la cohesión de la Umma, la comunidad de los musulmanes.

El Islam nace en un medio sociológico semejante al de la antigua Judea, un mundo de tribus nómadas y sus guerras, el modo como hacer la guerra corresponde a esa estructura tribal. La Yihad corresponde a ese modo de guerrear, pero suavizado, ya que el fin no es el exterminio del enemigo, se trata de convencerle. Aunque Mahoma mismo, en ciertos casos, acostumbraba a matar a los prisioneros, la norma es no matar a mujeres y niños siempre que no estén luchando, en cuyo caso se puede matar a las mujeres. Hay, en el mundo islámico, toda una casuística, muy extensa, sobre el trato de los prisioneros (ver él capitulo sobre la Yihad en el manual jurídico de Averroes). Los islamistas de hoy siguen, como es natural, esas reglas.

De hecho en la guerra actual se enfrentan dos modos de hacer la guerra, lo que corresponde a dos culturas. En un caso se pretende, en el mejor de los casos, que la guerra sea justa, en el otro la guerra es justa por ser santa. Esto hace que los límites de lo licito, en el hacer guerrero, sean diferentes.

Definir la guerra como justa implica que hay una responsabilidad de los hombres que la deciden y de los que la hacen. Una responsabilidad humana y que se pueden pedir cuentas de lo hecho, por eso hay tribunales especiales internacionales que pueden juzgar los delitos "contra la humanidad" cometidos durante la guerra. A esta jurisdicción hay que sumar la moral de cada combatiente.

Aceptar que una guerra es "santa" lleva consigo que el responsable de lo que suceda es, al final, Dios. El guerrero es un mero ejecutante, un ser "sometido a la voluntad de Dios", con un abandono completo de sí mismo, es un muslim. Hay, en este caso, una falta del sentido de la culpabilidad humana, se podría decir que el responsable es Dios, que por ser quién es, todo lo que hace es justo. Si la guerra es santa, no hay problema, es una guerra justa por ser santa. No cabe ni remordimiento ni desasosiego.

Es necesario conocer como son y como piensan y sienten los actuales combatientes, so pena de no comprender o interpretar erróneamente lo que está sucediendo, pues se trata de una guerra seria.