Sunday, March 06, 2005

UNA VISITA A LOS ALTOS DEL GOLAN

Una visita a los Altos del Golán

Pepa Suárez

Mundoarabe.org, 29 de junio de 2004

Israel ocupó la zona del Golán, unas montañas estratégicas sirias, en 1967. Desde entonces, sus antiguos habitantes, expulsados a la fuerza por el ejército israelí, esperan retornar a su tierra.

Cada viernes, día de fiesta para los musulmanes, los antiguos moradores de la devastada ciudad de Kuneitra llegan a las ruinas de su pueblo a pasar el día. Es un acto cargado de simbolismo reivindicativo. Durante esa mañana los militares, que custodian el paso a la zona protegida por UNDOF (NNUU), situada entre territorio sirio y la zona ocupada por Israel, tienen más trabajo de lo habitual. La caravana de vehículos es continua. Después de revisar la documentación, los militares suben la barrera para dar el paso a los visitantes. Han llegado a su antigua ciudad, ocupada por Israel desde 1967 y liberada por los sirios durante la guerra de Yom Kippur en octubre de 1973. Pero eso no evitó que antes de partir, el ejército israelí evacuara a sus 37.000 habitantes y la arrasara completamente.

Kuneitra es una ciudad reducida a escombros, como si hubiese ocurrido el peor de los terremotos que puede gestar las entrañas de la tierra. Las casas, escuelas y mezquitas son amasijos de hierros retorcidos debajo de sus tejados. Y se puede adivinar el antiguo trazado de sus calles, hoy tragado por la frondosa vegetación de una tierra privilegiada por su clima. Es la única zona del Golán que puede ser visitada por encontrarse bajo protección internacional.

Los bulldozers y la dinamita utilizada por el ejército israelí no pudieron con todo. Algunos minaretes y cúpulas se asoman en medio de la desolación. El hospital de la ciudad “Al–Golan Hospital” es otro de los edificios que se mantienen en pié a duras penas. Esta sólida construcción, agujereada y destruida, mantiene en pié la suficiente estructura como para poder acceder a su azotea, desde donde se puede contemplar una vista privilegiada de la situación de la ciudad y sus alrededores. Desde allí, Muhamad Jnesi, encargado de las relaciones públicas en la provincia de Kuneitra, y que nos acompañó en nuestro recorrido, explicaba que los sionistas convirtieron el hospital en un lugar de entrenamiento militar. Convertido en una especie de bastión de la resistencia siria, tiene colgado en la puerta de entrada un letrero donde se puede leer “Destructed by zionists and changed it to firing target¡” (Destruido por los sionistas y transformado en blanco del fuego).

Durante algunas horas Kuneitra deja de ser ese lugar muerto y oxidado para recobrar la vida que le devuelve la presencia y la actividad de sus visitantes. Una vez elegido el lugar, entre los escombros, las familias descargan las mesas, sillas y comida necesaria para pasar el día. Los maestros explican a los numerosos grupos de escolares, que visitan el lugar, la historia de la ocupación. Los chiquillos organizan equipos para jugar al futbol. Otros levantan improvisados puestos para vender refrescos y baratijas aprovechando el movimiento de consumidores. Es un acto pacífico de reivindicación de la memoria histórica de un pueblo.

Al otro lado de las alambradas está el Golán ocupado. Sus habitantes, unos 150.000, se vieron obligados a huir en el momento de la ocupación, sólo permanecieron unas cuantas aldeas aisladas compuesta, en su mayoría, por drusos. Hoy día quedan unos 30.000 habitantes según el gobierno sirio. Esta mayoría drusa tampoco olvida su origen manifestándolo en celebraciones como el 17 de abril día de la Independencia Nacional siria, en un intento de mantener su identidad nacional, oponiéndose a las intenciones de Israel de otorgarles la ciudadanía israelí.

Los israelíes reivindican los 1860 kilómetros cuadrados de tierra que ocupa el Golán en base a razones históricas, aunque no ocultan razones más poderosas. Según Jnesi, en el Golán hay 211 lugares arqueológicos que nos hablan de 3000 años antes de cristo y ninguno de ellos indican huellas de judíos, “Los hallazgos arqueológicos indican que las civilizaciones que estuvieron en esta zona son los mismos que pasaron por el resto del territorio sirio”, añade Jnesi. Sin embargo los judíos se empeñan en que esta forma parte de la “tierra prometida”.

En el centro de relaciones públicas de Kuneitra, situado justo antes de la entrada a la zona de control internacional, Muhamad Jnesi explica, ante una maqueta del terreno y con puntero en mano, cómo los israelíes controlan las fuentes de agua que llegan al lago Tiberiades situado en el Golán. Estas fuentes suponen el 30% del abastecimiento de agua para Israel y proceden fundamentalmente de dos de los afluentes del río Jordán. Esta es una de las razones de la ocupación.

En segundo lugar, existen importantes razones de seguridad militar. La meseta del Golán es el área con más altitud de la zona. Desde los 2814 metros de altura del monte Hermón, Israel controla los alrededores de una de las áreas más conflictivas del mundo. Es una posición militar privilegiada que hace frontera con Líbano, Israel y Jordania. Desde la meseta que ocupa el Golán se puede tener un control visual del valle de Huleh una de las regiones agrícolas más ricas de Israel.

Además, las tierras del Golán están dotadas de una importante biodiversidad. Muhamad Jnesi explica que tiene todos los climas del mundo, “en la cima más alta se puede esquiar y en las zonas más bajas se cultivan productos tropicales”. El nivel de lluvias es de 750 mm. Según Jnesi, el Golán son las mejores tierras de Siria por su biodiversidad. Cuenta con un suelo muy fértil optimo para la agricultura.

Esta tierra es rica en basalto. Jnesi explica que los antiguos habitantes del Golán hacían sus casas con pequeños bloques de basalto esculpidos por ellos. Cuando los israelíes llegaron destruyeron los pueblos y utilizaron las piedras esculpidas para construir los asentamientos judíos. Según el gobierno israelí existen en la actualidad 32 comunidades judías con unos 18.000 habitantes.

Jnesi relata cómo es la vida del pueblo bajo la ocupación sionista. Para ilustrarlo pone el ejemplo de Dajah, una localidad de unos 4.000 habitantes sirios que viven en las mismas condiciones que los habitantes de Gaza. “Este pueblo tiene un circulo de alambres con una entrada, viven como en una cárcel, los soldados que están en la puerta controlan el pueblo. Si el soldado de la puerta quiere, deja salir a la gente para trabajar”.

En medio de la historia humana de este conflicto político, permanecen sin cumplir las resoluciones de NNUU que obliga a Israel a devolver la tierra a sus antiguos dueños. Para ello, Israel cuenta con el apoyo incondicional de EEUU. Esta situación unida a la postura de Siria de estar abiertamente en contra de la política de EEUU hizo que el año pasado, después de la ocupación de Irak, este país amenazara a Siria con invadirla si no dejaba de apoyar a los grupos terroristas. Los ánimos se aplacaron cuando Siria comenzó a ceder en las condiciones impuestas. Pero, entre tanto, la devolución de los Altos del Golán con la misma frontera que había antes de 1967 es hoy casi una quimera.
* El viaje se realizó con la Asociación Al-Quds de Solidaridad con los Pueblos del Mundo Árabe de Málaga que quien gestionó todos los trámites para la entrada al Golán. www.alqudsmalaga.org